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Cuando no ubicamos a nuestros mayores

¿Qué ocurre cuando llamamos a casa de nuestros padres y no nos contestan?

Normalmente, probamos a llamar pasados 10 minutos por si justo estaban en el baño y no llegaron a atender. Lo volvemos a intentar y de nuevo no obtenemos respuesta. En ese momento, empezamos a plantearnos que quizás no se encuentran en casa y los llamamos al teléfono móvil. Cuando llamamos un par de veces al móvil y tampoco contestan, volvemos a esperar un poco más a ver si justo no podían atender al móvil. Además, sabemos que a veces no lo escuchan o, en muchas ocasiones, cuando salen de casa se lo olvidan. Pasados ya varios intentos de ubicarlos sin tener respuesta ni en el teléfono fijo ni en el móvil es cuando empezamos a inquietarnos y nos preguntamos dónde pueden estar nuestros familiares mayores.

La idea de este blog surgió la semana pasada, cuando al llegar a un centro de jubilados de Barcelona, me encontré con el hijo de una señora de 80 años. Estaba muy preocupado porque siendo las cinco de la tarde no había podido contactar con su madre en todo el día. Nos contó que, tanto su hermano como él, la habían llamado a primera hora de la mañana como rutina de todos los días para ver cómo había empezado el día, y ya no la encontraron en su vivienda. Después probaron al móvil y sonaba mucho rato pero sin nadie que atendiera la llamada. Fueron directamente a su casa y vieron que su madre no estaba pero si el móvil. Decidieron, entonces, recorrer los lugares que su madre suele frecuentar para preguntar si la habían visto y, siendo las cinco de la tarde, nadie la había visto.

Esta anécdota tiene final feliz, porque resulta que la señora Carmen había ido de excursión y había salido muy pronto por la mañana. Los hijos no estaban al corriente de esta salida y por eso se preocuparon todo el día. A las seis de la tarde, Carmen llegó a casa y encontró a sus dos hijos preocupados pero reconfortados al verla de vuelta sana y salva. A raíz de esta situación, desde SeniorDomo nos planteamos qué opciones tenemos los familiares si nos encontramos con esta incertidumbre de no poder ubicar a nuestros mayores.

Imprescindible: conocer la agenda de nuestros mayores

En primer lugar, debemos interesarnos por todo aquello que realizan nuestros familiares. Tenemos que preguntarles qué actividades hacen y qué compromisos tienen programados. Necesitamos estar al día de sus agendas. Si conocemos sus citas programadas con el médico, las excursiones que tienen programadas y, también, aquellas actividades regulares que realizan sabremos cuándo los podemos ubicar y dónde. No se trata de vigilarlos ni controlarlos, sino, simplemente, de tener conocimiento de cómo transcurren sus días.

Ahora bien, si nos encontramos ante la situación de no contactar con nuestros mayores y no saber dónde pueden estar tenemos que mantener la calma y recorrer todos aquellos lugares que sabemos que suelen frecuentar. A continuación listamos algunos de ellos y las acciones que debemos realizar:

  • La vivienda: lo primero que tenemos que hacer es presentarnos en casa de nuestro mayor y verificar que no se encuentre ahí, que no haya sufrido alguna caída o desmayo. Si no lo encontramos en su casa, es importante buscar su cartera, bolso o documentación. Así como el teléfono móvil, sus llaves de casa o cartillas del banco. De esta manera, podremos intuir qué objetos personales lleva encima.
  • Centros de jubilados: la mayoría de las personas mayores son socias de algún centro de jubilados privado o de la administración pública. Tenemos que conocer a cuál va nuestro familiar y saber también a que actividades se apunta y sus horarios. Si desconocemos el paradero de nuestros padres o madres, debemos ir primero al casal y preguntar si lo/a han visto o si saben dónde puede estar. En este caso, la red social que existe en un barrio es muy eficaz. Todo el mundo se conoce y rápido correrá la voz de que un hijo está buscando a su madre y la gente colaborará en su búsqueda.
  • Centros cívicos: también se ofrecen cursos y talleres para personas mayores, así que tendremos que ir a ver si se encuentra ahí.
  • Pistas de petanca: si sabemos que nuestro familiar es aficionado a este deporte, podemos buscarlo en las pistas cercanas.
  • Oficinas bancarias: si conocemos la que siempre visita nuestro familiar, podemos ir a preguntar si esa mañana ha visitado la sucursal y, identificándonos correctamente, preguntar si ha realizado alguna operación de consulta o extracción de dinero. En muchas familias, los hijos están como cotitulares de las cuentas de los padres así que podremos realizar esta consulta.
  • Cafeterías cercanas: recorrer aquellos establecimientos en los que nuestro familiar suele reunirse con amigos/as para charlar y tomar café.
  • Canchas de fútbol: en muchos barrios existen centros deportivos con un campo de fútbol abierto en los que muchos señores mayores, aficionados a este deporte, van a las gradas a ver los entrenamientos de los diferentes equipos.
  • Bibliotecas: cada vez más, los adultos mayores usan estos espacios para leer o para usar los ordenadores que se encuentran disponibles.
  • Parques y circuitos deportivos públicos: a muchas personas mayores les sienta bien dar un paseo por la zona verde cercana a su vivienda. Debemos acercarnos y buscarlos paseando, sentados en los bancos o realizando gimnasia en los aparatos públicos de estos circuitos.
  • Gimnasio: si están apuntados/as a un gimnasio hemos de saberlo y buscarlos/as también en este lugar.
  • Mercerías o tiendas de labores: si conocemos la afición de nuestro familiar por la media o las labores, tenemos que conocer dónde va a comprar las lanas y los hilos. Muchas veces, hay grupos de señoras que se reúnen en estas tiendas para ayudarse mutuamente con el trabajo que realizan.
  • Ambulatorio y hospital: cuando ya hemos recorrido todos los lugares que nuestro familiar suele frecuentar, tenemos que continuar visitando primero al ambulatorio que le corresponde y buscarlo en urgencias. Después, iremos llamando a los hospitales de nuestra población para ir descartando el ingreso en alguno de ellos.
  • Por último, debemos contactar con los Cuerpos de seguridad del estado para informar de que nuestro familiar se encuentra extraviado. No hace falta esperar 24 horas para hacer saltar la alarma, solamente tener la certeza de que no conocemos el paradero de nuestro adulto mayor.

Como evitar esta situación

Siempre que no sabemos dónde o cómo se encuentra un ser querido sentimos inquietud, nerviosismo y ansiedad. Para no vernos en esa situación tenemos que conocer mucho sobre el día a día de nuestro familiar. Una herramienta muy útil que podemos usar para estar más tranquilos/as es contratar un sistema de teleasistencia, que nos proporcionará información detallada y actualizada de nuestros mayores. Además, podremos anotar en un calendario compartido con nuestro mayor todos los eventos y compromisos que se presenten y estar informados/as al 100%. La información es tranquilidad y, hoy día, la tecnología nos lo pone más fácil que nunca.

Desde SeniorDomo utilizamos las nuevas tecnologías para facilitar la autonomía de nuestros mayores ya que impactan positivamente en su forma de envejecer activamente. Si quieres más información sobre nuestra solución de teleasistencia contacta con nosotros haciendo click aquí.

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