Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) podemos definir un accidente como “un suceso no premeditado cuyo resultado es un daño corporal identificable”.
En la actualidad, una de las principales causas de enfermedad y muerte en los países desarrollados son los accidentes. Pueden ser considerados como una de las epidemias de nuestro siglo y constituyen un problema de salud pública.
Según un estudio reciente, muchas de las muertes que se producen en nuestro país podrían evitarse. Siendo las caídas la principal causa de fallecimiento por accidente. De las cerca de 400.000 muertes anuales que se producen en España, 10.400 se deben a accidente.
Nadie está a salvo de sufrir un accidente doméstico, pero son los adultos mayores (junto con los niños) uno de los principales grupos de riesgo. Esto es debido a causas como la disminución en la movilidad, una mayor lentitud en los reflejos, una menor fuerza muscular y la disminución en la agudeza visual y auditiva. El creciente envejecimiento de la población en España implica que son un grupo cada vez más numeroso: según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 8,7 millones de habitantes superan los 65 años de edad. Es decir, el 18,8% de la población. Parece claro, entonces, que es una situación ante a la cual conviene extremar las medidas de prevención.
Del conjunto de los accidentes domésticos que sufren las personas mayores, los más frecuentes son, con diferencia, las caídas. Los datos del INE revelan que, en 2016 (último año del que se publicaron registros), murieron 2.523 personas de 65 o más años debido a caídas accidentales. Además, según la última versión del Informe de Detección de Accidentes Domésticos y de Ocio (DADO), editada por el Ministerio de Sanidad, el 58 % se producen en el hogar.
La caída de una persona mayor, no se produce por casualidad sino que es la consecuencia predecible de la combinación de factores humanos y ambientales. Es importante conocer las causas que lo han producido para poder prevenirlas y, así, dejar el mínimo espacio a la casualidad.
¿Por qué los adultos mayores se caen?
Por motivos vinculados con su propio estado físico, pero también porque no se toman las correspondientes medidas de prevención.
- El cuarto de baño es una estancia de especial riesgo de caídas. Entre las sugerencias más comunes se pueden enumerar: sustituir la bañera por un plato de ducha, colocar una alfombrilla antideslizante en el suelo (tanto dentro como fuera del plato de ducha) y, de ser posible, instalar barras de apoyo tanto en la zona de la ducha como cerca del inodoro y del lavabo.
- En la habitación, se sugiere ajustar la altura de la cama de modo que su acceso no sea difícil para entrar o salir, que la cama no esté ni demasiado alta ni muy baja. Hay que evitar guardar ropa en partes del armario a las que sea difícil acceder.
- Obstáculos varios por la casa, y en todos los sitios de la casa se debe procurar que no haya alargadores ni otros cables en el suelo, así como de alfombras y otros objetos que generen desniveles y puedan ser causa de tropiezos.
Es fundamental tomar todas las precauciones para evitar la primera caída. No solo por las posibles consecuencias de ese accidente en particular, que pueden ser fracturas u otras lesiones de importancia, sino por las que vienen después: temor a nuevas caídas, inseguridad, pérdida de autonomía, mayor dependencia. De hecho, la mitad de las personas mayores que se caen, lo hacen en reiteradas ocasiones. Es decir, se genera un círculo vicioso: haberse caído es un factor de riesgo de nuevas caídas posteriores.
Qué hacer si se produce una caída
Conviene saber como actuar si se produce una caída, puesto que constituyen la mayor parte de los accidentes domésticos en adultos mayores:
- Para levantarse, si no cuenta con ayuda y puede hacerlo, la persona debe girar hasta colocarse boca abajo.
- Luego colocarse en posición de gateo y buscar con la mirada algún elemento de apoyo.
- Una vez identificado, acercarse y levantarse apoyando con firmeza las manos sobre él, hasta quedar de pie.
- Es preciso descansar unos segundos antes de desplazarse a otro sitio, para evitar el riesgo de mareos y una nueva caída.
Después de eso, los consejos son dos.
- Ponerse en contacto con los profesionales sanitarios, para evaluar cualquier posible lesión y, si fuera necesario, aplicar el tratamiento correspondiente.
- Reconocer las causas del accidente y procurar eliminarlas, para que no vuelva a suceder.
Importancia de la prevención de los accidentes
La primera barrera a salvar para abordar la prevención de los accidentes es la idea de fatalidad, azar, o inevitabilidad que los rodea, su asociación a lo imprevisible y la resignación que esto conlleva. Actualmente, para evitar la idea de azar que sugiere la palabra accidente, este término se está sustituyendo por el de lesión o traumatismo. Los accidentes son inesperados pero no inevitables.
Las medidas preventivas siempre van dirigidas a cada uno de los tres elementos citados. Si estas tres condiciones no se producen a la vez, el accidente no es posible. De forma simbólica podemos afirmar que para que el accidente no se produzca basta con cortar el triángulo por uno de sus lados, de manera que los tres elementos no interactúan a la vez.
Más de la mitad de las lesiones accidentales podrían haberse evitado si se hubiesen utilizado las medidas preventivas elementales. La experiencia en diversos países demuestra que la formación a la población en prevención de accidentes es una medida sanitaria eficaz y rentable.
La Organización Mundial de la Salud afirma que todo accidente puede ser evitable.
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